Corría el año 1929. La Esperanza de Triana acudiría ese año en su paso de palio, y de manera extraordinaria, a la Iglesia Colegial del Divino Salvador para participar durante seis meses en la exposición mariana celebrada a la par que la muestra iberoamericana. Con tal motivo, la Virgen estrena una presea de plata dorada con incrustaciones de piedras preciosas y perlas sobre un aro circular plano tras haber sido sufragada por el cofrade de nuestra corporación Francisco Flores Gómez, a la sazón hermano mayor, quien podría habérsela encomendado al orfebre Eduardo Seco Imberg. La pieza se custodiaba en su domicilio particular, y su señora era, además, la camarera de la dolorosa. Flores fallece en 1931 sin que la hermandad saldase el débito que ésta tenía con aquél, ya que este cofrade adelantaba de su bolsillo los diferentes gastos producidos en aquel momento. Tras una serie de circunstancias, la viuda dimite como camarera y se queda con los enseres que obraba en su poder, enajenando la corona, de modo que fue lucida en muy pocas ocasiones por la Esperanza.
El 18 de octubre de 1936, la Hermandad de la Macarena decidió entregar la corona de oro de 1913, obra de Joyería Reyes y que fue la empleada en 1964 para su coronación, al Tesoro de la Nación, contribuyendo de este modo para sufragar los gastos y las penurias ocasionadas por la guerra civil española, siendo recibida por el general Gonzalo Queipo de Llano, quien consiguió devolverla a la Esperanza Macarena un año más tarde, por lo que la que perteneció a nuestra titular queda en desuso, siendo donada más tarde, en 1941, a la Virgen de las Angustias de la Hermandad de los Gitanos, empleándola en sus salidas procesionales hasta 1971, pues al año siguiente estrenaría la actual de oro, obra de Manuel Seco Velasco, y que sería la usada para su coronación en 1988. Esta corporación gitana es la que sigue poseyendo la presea, empleándola para culto interno.
Desde 1931, es decir, desde hace 89 años, la Esperanza no ha vuelto a ceñir esta corona sobre sus sienes, si bien fue cedida a nuestra hermandad para la exposición «Un sueño de forja y cerámica» celebrada en la sede social del Círculo Mercantil e Industrial en enero de 2016. Ahora, casi un siglo después, podremos ser testigos de un hecho histórico, y al fin podremos ver con nuestros propios ojos aquellas antiguas fotografías en blanco y negro, ahora a color, en las que nuestra titular porta la corona que, por circunstancias del destino, no se quedó formando parte de su ajuar. Nuestro eterno agradecimiento a la Hermandad de los Gitanos por este entrañable préstamo para hacer realidad la ilusión de tantas y tantas generaciones que jamás pudieron ver en persona la estampa que disfrutaremos esta semana en la Capilla de los Marineros.