En la Misa se usa el incienso:
a) durante la procesión de entrada;
b) al comienzo de la Misa, para incensar el altar;
c) para la procesión y proclamación del Evangelio;
d) en la preparación de los dones, para incensar las ofrendas, el altar, la cruz, al celebrante, a los concelebrantes y al pueblo;
e) en el momento de mostrar la hostia y el cáliz, después de la consagración.
También se usa incienso, como se describe en los libros litúrgicos:
a) en la dedicación de una iglesia y de un altar;
b) en la consagración del sagrado crisma, cuando se llevan los óleos benditos;
c) en la exposición del Santísimo Sacramento con la custodia;
d) en las exequias de los difuntos;
e) en las procesiones de la Presentación del Señor, del Domingo de Ramos, de la Misa en la Cena del Señor, de la Vigilia pascual, en la solemnidad del Cuerpo y de la Sangre de Cristo; en la solemne traslación de las reliquias, y en general en las procesiones que se hacen con solemnidad; y
f) En Laudes y Vísperas solemnes, que se puede incensar el altar, al Obispo y al pueblo mientras se canta el cántico evangélico.