Esperanza de Triana

Jesús Rodríguez de Moya: «Eres la Madre de Dios y con eso sólo me basta»

Tuvo a su cargo la XXXI edición del pregón de la hermandad

«Madre tengo dos amores que me quitan el sentío.» Con esta frase comenzó el XXXI Pregón de la Esperanza de Triana nuestro hermano Jesús María Rodríguez de Moya Conde en una atestada capilla de los Marineros que escuchó atentamente su disertación, en la que haciendo un recorrido a través de los sentimientos y los recuerdos de la niñez durante la Cuaresma dijo frases tan certeras como que «el tiempo pasa y las túnicas siempre colgarán detrás de las puertas de nuestra infancia», ya que «en esos días, el hombre vuelve a habitar el Paraíso», lo que le hizo reflexionar ante el paso de los años por la vida del cofrade, puesto que «ayer el tiempo es hoy soñando un mañana».

Rodríguez de Moya afirmó que «la Semana Santa es una catequesis callejera de cirios y de cera», y trazó un itinerario en el que nos llevó a contemplar a la Borriquita, al Gran Poder, a San Gonzalo, reconociendo que en su titular cristífero reside ese «Poder Soberano en el que descansa nuestra Esperanza». Habló de nuestro Santísimo Cristo de las Tres Caídas, ante el que reflexionó varias ideas que le llevaron a la conclusión de que «por eso eres mi Señor, Señor del Agua».

Con valentía reconoció que en nuestros días «las hermandades se convierten muchas veces en todo lo contrario a lo que deberían ser», defendiendo que en ellas han de ser la formación y la caridad sus pilares fundamentales. Habló también de otras hermandades a las que pertenece el pregonero, como la Amargura, la Redención, la Quinta Angustia o los Estudiantes. También habló del Cachorro y del Baratillo.

En la recta final de su pregón, que duró sesenta y cinco minutos, señaló que «Nací en Triana», y se refirió a nuestro Cristo caído cuando transita en la madrugada del Viernes Santo por la catedral y nace el sol en la recién nacida mañana. «Tres veces siempre Triana. Tres veces tu Esperanza», si bien su mensaje fue más rotundo al hacer alusión a los «Cristos caídos de la soledad, de la pobreza y de la enfermedad», sentenciando que «marcas el rumbo a mi vida cuando caes y te levantas, Cristo de las Tres Caídas».

Regresó al inicio de sus palabras para decir: «Madre tengo dos amores que me quitan el sentío. Una se llama Esperanza y otra se llama Rocío», en alusión a su otra devoción, la de la «almonteña de Santiago». Como anécdota, contó que a su madre le escondía el boletin de la Macarena cuando éste llegaba a casa para que así tuviese que leer obligatoriamente el de la Esperanza de Triana.

«Tú y yo nos hablamos aunque no nos veamos». Con esta frase, Rodríguez de Moya comentó la anécdota de que cada 1 de enero, en la puerta de la capilla, al pasar él por Pureza, la sueña como si fuese «Madrugá». «Se fue la noche del Jueves. Ya amanece la mañana», refiriéndose a la simbiosis de «un barrio que lo mismo grita viva que la está diciendo guapa», porque «Sevilla te ama» debido a que «eres la Madre de Dios y con eso sólo me basta», argumentando que él es «un hombre de Esperanza». Recordó al recientemente fallecido sacerdote salesiado Juan José Gutiérrez Galeote. En ese momento, el pregonero giró el atril a la Virgen para decirle que es «un devoto de tu belleza que no sabe explicar lo que siente cuando te tiene tan cerca», rematando su pieza con varias alabanzas con la que precisaba que «por eso eres mi Esperanza».

El pregonero fue presentado por el presidente del grupo joven, Javier Ramírez Ruiz, y asistieron, entre otros familiares e invitados, el hermano mayor de la Redención, nuestro hermano Manuel del Cuvillo, el vicepresidente y el secretario del Consejo General de Hermandades, José Roda y José Carretero, y el pregonero de la Semana Santa, Julio Cuesta. La Banda de Música de las Cigarreras intervino con las interpretaciones de la marcha «Esperanza que guía a Triana», obra de José León Alapont que se estrenó en el acto y «Triana» de Félix de Carboneras, además de los himnos.