Ordinariamente se dan tres besos durante la misa:
1.- Al inicio de la misa, el diácono y el sacerdote, después de saludar al altar con una inclinación profunda, lo besan.
2.- Después de que se proclama el Evangelio, el diácono o el sacerdote besa el evangeliario mientras dice en secreto: “Las palabras del Evangelio borren nuestros pecados”. Pero si es un obispo el que celebra, el diácono tiene la opción de besarlo él mismo, o de llevárselo al obispo para que ése sea quien lo bese.
3.- Al final de la misa, el sacerdote y el diácono besan en altar después de la bendición final y después se inclinan profundamente frente al altar junto con los demás ministros.