Luce una corona similar a la que confeccionó Justino de Guzmán a finales del XIX y que terminó perdiéndose de su ajuar al reutilizarse en 1937 su canasto en la nueva que le realizara Gabriel Medina, perdiendo definitivamente la ráfaga. Esta presea, es una antigua pieza de plata de ley de hechura anónima, que por su estilo puede datarse en el primer tercio del siglo XIX y que nos retrotrae en casi cien años la estética de la Virgen.
La Esperanza completa su vestimenta con su antigua saya de cardos negra de Rodríguez Ojeda y su manto a juego.
La saya bordada es la más antigua que conserva nuestra hermandad, la cual fue realizada por el taller de Juan Manuel Rodríguez Ojeda y estrenada en 1891. Está ricamente bordada en oro sobre terciopelo negro, fue pasada a terciopelo azul en los años setenta por las Hermanas Martín Cruz y nuevamente traspasados sus bordados a su color original, terciopelo negro, por el Taller de Fernández y Enríquez en 1998 y retocada en el 2003 cuando se le añadieron algunos bordados en la parte superior.
Esta saya es la de más sabor histórico que posee la Esperanza, con uno de los mejores diseños de la primera etapa romántica y decimonónica de Juan Manuel Rodríguez Ojeda. Todo el dibujo se desarrolla a partir de un tallo de hoja de cardo, de la que de forma asimétrica van naciendo más tallos, hojas de acantos y flores, todo ello con un movimiento muy acusado. La actual cenefa que recorre la parte baja no pertenece al dibujo original y fue añadida al igual que el cíngulo por las hermanas Martín Cruz.
Luce tocado de encaje de Bruselas y punto de aguja y juego de ancla, puñal y salvavidas de carey y plata.
Fotografías: Domingo Pozo, Manuel Llorente y Manu Gómez.