Parece que fue ayer cuando un nutrido grupo de jóvenes hermanos eran convocados, por su afición a la música cofrade, al reto de algún día verse acompañando al Santísimo Cristo de las Tres Caídas en la madrugada del Viernes Santo.
Ocurría allá por el mes de mayo de 1980 bajo la tutela del Hermano Mayor, Vicente Acosta y con el apoyo de su Junta de Gobierno, que se vieron realizados los sueños de estos jóvenes hermanos. La iniciativa de Juan Antonio Fernández Rojas contó, desde el principio, con el apoyo de numerosos hermanos, gracias a cuya contribución fue posible convertir un sueño en realidad.
La persona elegida para acometer este difícil proyecto como director de la banda fue Manuel García Pérez. Puede decirse difícil proyecto ya que ningún integrante tenía conocimientos musicales y tampoco habían tocado ningún instrumento musical. Con su esfuerzo y dedicación consiguió el objetivo marcado y ya en esa primera Madrugada, la banda dio muestras de no desmerecer el apoyo y la fe depositada en ella.
El estilo escogido fue el de Agrupación Musical, tan de moda por aquel entonces. La referencia histórica del estilo adoptado procedía de la extinta banda de la Guardia Civil. Sin embargo la fuente de la que bebieron en un primer momento por su frescura en las composiciones y atrevimiento en ejecutar nuevos ritmos fue en la Agrupación Musical Sta. Mª Magdalena del Arahal. Este estilo, netamente sevillano, predominaba en esas fechas y fue el último que acompañó a nuestro Sagrado Titular en la Madrugada de 1980 a través de los sones de la agrupación Musical de Villalba del Alcor.
Durante la primera Estación de Penitencia, inolvidable esa noche, el nerviosismo se unía a la impaciencia al ver que el tiempo no corría a la misma velocidad que los corazones de esos jóvenes hermanos que tanta ilusión tenían puesta en acompañar al Señor con sus sones.
En el antiguo mercado de abastos del Altozano, a la una y media de la mañana, la voz de su director, Manuel García, se hizo sentir rotunda y firme: “a formar la banda”. Las caras de alegría de componentes y acompañantes se entremezclaban con las lágrimas de los mismos: en ese instante se completaba un año de esfuerzo, y comenzaron los rezos en forma de notas, con las cornetas y los tambores, al Santísimo Cristo. Sonó la batería de tambores y el desfile orgulloso de la banda comenzó. El trabajo obtenía sus frutos.
La formación era una sinfonía de latidos de corazones impacientes, hasta que por fín se vislumbró la delantera del paso, con el centurión a caballo y tras él, al fin el momento ansiado de tocar a nuestro Amantísimo Titular.
Suena la Marcha Real y tras ella se inicia un rosario de oraciones hechas notas y melodías que durante toda la Madrugada se sucedieron en honor al Santísimo Cristo de las Tres Caídas, a Nuestra Madre Bendita de la Esperanza, a San Juan Evangelista…plegarias por los hermanos, por Triana, por Sevilla y por todos los cofrades nacidas desde lo más profundo del corazón.
Terminada la Estación de Penitencia se podían ver las caras de satisfacción del deber cumplido, las lágrimas reprimidas durante horas y la decisión irrevocable de volver a rezar con nuestros instrumentos en las madrugadas venideras.
Una vez finalizada la procesión del Corpus Chico de 1.981 deja la dirección de la banda Manuel García Pérez, haciéndose cargo en esos momentos Francisco Flores Jaime y Miguel Barco Ruiz, los cuales se encargaron de definir el estilo musical que llevaría la banda a partir de ese momento.
El estilo elegido no es sino el llamado de la Policía Armada, hecho que no impide que durante el primer año de su dirección coexistieran los dos estilos, algo habitual en las bandas de aquella época. Gracias a esta nueva dirección, la nueva Banda cuenta con el asesoramiento musical de antiguos componentes de la desaparecida banda de la Policía Armada como Manuel Arellar y los añorados Francisco Domínguez Gaona y Manuel Pardo, los cuales facilitan el acceso al repertorio musical de la Policía Armada, implicándose directamente asistiendo a numerosísimos ensayos además de participar en el montaje de las marchas así como en las matizaciones posteriores.
Francisco Flores y Miguel Barco son los encargados de preparar a la banda para asumir los siguientes retos, que no son sino consolidarse tras el Santísimo Cristo de las Tres Caída además de estar preparados para acompañar a otras hermandades en nuestra Semana Mayor. Será la hermandad de La Paz la primera en contar con los servicios de la Banda en la Semana Santa de 1.982, repitiendo compromiso en años sucesivos. A partir de este momento, comienza un periodo en el que otras hermandades de Sevilla empiezan a contratar a la Banda de las Tres Caídas, siendo en un primer momento su lugar la Cruz de Guía. Este cometido se cumplió año tras año sin desfallecer, a la vez que servía como aprendizaje, junto a las enseñanzas de los directores, de manera que propició un futuro en el que se acompañaría a diversas Hermandades con sus sones, siendo actualmente una de las mejores y más relevantes Bandas en su estilo.
A Francisco Flores, se le debe el cambio estético de la banda en estos primeros años de andadura, marcando y empezando a fraguar una personalidad identificadora, ya no sólo musical sino también en su uniformidad. A Miguel Barco Ruiz, en cambio, se le debe el amor a la música y a las cosas bien hechas, no importando el tiempo que fuera necesario para ello siempre que se hiciera con el mayor grado de exigencia. Estas personas marcan el camino a seguir y puede decirse que son el verdadero alma mater de la banda. Aunque no es sino la suma de todos los componentes quienes han permitido obtener el altísimo nivel en el que se encuentra la Banda actualmente, ambos directores supieron encauzar a una juventud musicalmente incipiente, a la vez que sacar rédito de la impaciencia típica de esa edad.
En 1.996 gracias al insigne dramaturgo Salvador Távora, director de la compañía La Cuadra de Sevilla, la banda tiene la oportunidad de participar en la Ópera andaluza de Cornetas y Tambores Carmen, siendo su banda sonora durante más de 10 años, permitiéndoles recorrer los cinco continentes. Esta etapa supone para la Banda acumular nuevas experiencias, conocimientos y sobre todo humanidad. La confianza de Salvador Távora hacia la Banda del Santísimo Cristo de las Tres Caídas merece el mayor agradecimiento, ya que con sus sones llevaron el nombre de Nuestros Sagrados Titulares, de Triana, y de Sevilla a todos los rincones de la tierra.
Los aplausos recibidos en el Teatro de La Maestranza el día 12 de Septiembre de 1.996, aplausos de familia, amigos, de la gente de Triana, de Sevilla quedan grabados a fuego en la historia de la Banda, además de recuerdos de tantos sitios en los que se pudo demostrar que la música es universal, y une a todos los hombres.
La providencia divina determinó que el 11 de septiembre de 2.001 se encontrara en Nueva York una parte de la banda, mientras tenía lugar el terrible Atentado contra las Torres Gemelas. La compañía La Cuadra De Sevilla y la banda del Santísimo Cristo de las Tres Caídas contribuyeron a llevar la Esperanza en un momento que modificó para siempre la historia de la Humanidad.
El cambio musical de la banda al introducir fiscornos bajos, para hacer el bajo pedal o cuarta voz, supuso una evolución en el estilo de cornetas y tambores, siendo la primera banda en asumir el riesgo a un cambio sustancial en la melodía. Sin embargo, la constancia y el saber que en la vida no se termina nunca de aprender permite seguir investigando para encontrar la composición instrumental ideal.
En el año 2.003 se instaura el pregón de la Banda que se pronunciará siempre el Jueves de Dolores, sirviendo como broche a la temporada de ensayos.
En el 2.004 se decide cambiar nuestros uniformes azules por otros con un estilo más acorde a la edad de la banda y su estado de madurez. El uniforme elegido sería la levita que utilizan los mandos de la Armada Española, tan unida inmemorialmente a la Hermandad, conservando las gorras de Plato Blanco, y que tan imitadas han sido por un alto número de formaciones. Fue incorporado un distintivo para diferenciar la antigüedad de los componentes de la banda en la bocamanga del uniforme, además de utilizar como cinturón los colores de la Bandera Nacional.
Su estreno se realizó en enero de 2.005 en el Palenque de Sevilla, acompañados de diversas bandas hermanas que quisieron estar presentes en este día tan importante para la banda.
Amén de seguir evolucionando en la actualidad, y contar con un puesto de privilegio dentro del universo musical cofrade, gracias al trabajo desarrollado desde su fundación, la Banda se encuentra celebrando su XXXV Aniversario Fundacional, que van a incluir conciertos en lugares tan simbólicos como el Santuario de la Virgen del Rocío, en la aldea almonteña.
Amén de continuar acompañando al Santísimo Cristo de las Tres Caídas en su Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral y a la Real Parroquia de Señora Santa Ana en la Madrugada de Viernes Santo, actualmente acompañan musicalmente en la nómina de la Semana Santa a Nuestro Padre Jesús del Silencio en el desprecio de Herodes, de la Hermandad de la Amargura el Domingo de Ramos; a Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado de la Hermandad del Polígono de San Pablo y al Santísimo Cristo de las Aguas el Lunes Santo; a Nuestro Padre Jesús de la Salud de la Hermandad de la Candelaria el Martes Santo; al Santísimo Cristo de la Lanzada, de la Hermandad del mismo nombre el Miércoles Santo; al Santísimo Cristo de la Conversión del Buen Ladrón de la Hermandad de Montserrat el Viernes Santo tarde; y al Santísimo Cristo de las Cinco Llagas de la Hermandad de la Trinidad, el Sábado Santo.
Más información en la Página Web de la Banda Stmo. Crito de las Tres Caídas.