Ser cristianos significa pertenecer a Cristo, y Cristo se hace presente en el Sacramento de la Eucaristía, en Jesús Sacramentado.
Según el Santo Padre Francisco «La Eucaristía no es un mero recuerdo de algunos dichos y hechos de Jesús. Es obra y don de Cristo que sale a nuestro encuentro y nos alimenta con su Palabra y su vida».
El culto a Jesús Sacramentado, a través de la Sagrada Eucaristía y de los propios que realiza nuestra Hermandad a lo largo del año, dan sentido y profundidad a nuestra razón de ser cristianos. Es más, la Eucaristía es la fuente, el alimento que nos sustenta en nuestro peregrinar terreno. En este sentido afirmaba el añorado Papa, hoy santo, San Juan Pablo II “La Eucaristía es el centro de la vida parroquial… y está en el centro de la vida cristiana”.
El Santo Padre Benedicto, siendo Cardenal, profundizaba diciendo que “Dios nos espera en Jesucristo, presente en el santo sacramento. ¡No le hagamos esperar en vano! No pasemos de largo… Tomémonos algún tiempo durante la semana, entremos al pasar y permanezcamos un momento ante el Señor que está tan cerca. Nuestras iglesias no deberían ser durante el día casas muertas, que están ahí vacías y, aparentemente, sin ninguna finalidad. Siempre sale de dentro de ellas una invitación de Jesucristo. Lo más hermoso de las iglesias católicas es, justamente, que en ellas siempre hay liturgia, porque en ellas siempre permanece la presencia eucarística del Señor.”
Es por este motivo que el Santísimo Sacramento no es sino el principal Titular de la Hermandad de la Esperanza, como Hermandad Sacramental de la Real Parroquia de Señora Santa Ana, nuestra sede histórica, siendo eje y vertebrador de los demás actos de culto que realizamos. Es Dios, Jesús Mismo, Quien se hace presente en Su Divina Majestad.
Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar